Ganaron los payasos, malabaristas y acróbatas su particular batalla de cada año con la lluvia aunque no quedara artista circense ileso: a Olmedo se viene estos días con paraguas, a poder ser de colores vivos. Pero se viene, porque la realidad es que cada año merece la pena estar, ser por aquí componente de la farándula durante un fin de semana. Entre todos se ganó la batalla al agua y, de momento, esta terca guerra que dura tres años la van ganando los buenos. El secreto está en la disposición, en la capacidad de improvisación de los organizadores que lograron que la mayoría de las actividades programadas sobreviviera al achuchón climatológico. Experiencia y ganas de hacer las cosas caracterizan a muchos olmedanos que se implican en sus posibilidades culturales hasta hacer de la villa un lugar representativo en la provincia y en la región. Cuando menos.
Basta con dar la vuelta al impreso que guardaba la programación de este año para darse cuenta de la colaboración con la que el Ayuntamiento cuenta en forma de asociaciones. Por establecer un puente con lo que se pretende anunciar destaco OLMEDO ROCK, que organiza cada año el festival de música que lleva su nombre (además de la carrera de Autos Locos y las colaboraciones habituales con Circolmedo) y que este año, además, incorpora a la temporada el 1er CONCURSO DE MÚSICA EN DIRECTO: ocho fines de semana con grupos noveles en distintos bares de la localidad, el mejor de los cuales será recompensado con la grabación en estudio de una maqueta. Este fin de semana empieza la cosa:
TOS SEKA
+
AMOR Y RABIA
Día: sábado 15.
Lugar: cervecería La Lobera.
Hora: 23:30.
Lugar: cervecería La Lobera.
Hora: 23:30.
Pues nada, ya se irán contando más cosas de este primer concurso de música en directo en el que buena parte del sector hostelero se ha implicado para que sea posible. Se darán más detalles.
Cartel perteneciente a la edición del año pasado, en la que aún no había concurso: este año una única jornada será precedida por la final de dicho concurso. (Pique en el cartel para ir a su página de My Space)
Cartel perteneciente a la edición del año pasado, en la que aún no había concurso: este año una única jornada será precedida por la final de dicho concurso. (Pique en el cartel para ir a su página de My Space)
***
Del Circo al Rock para volver al Circo. Justo es hacer una crónica algo más minuciosa de lo que ha sido este último fin de semana, tan cargado de actividades. El viernes por la tarde, a las 18 horas, tuvo lugar el IV encuentro de malabaristas y zancudos, a modo de punto de partida o pistoletazo de salida. Así que sonó el disparo y comenzó a llover. A las 20 horas el espectáculo de magia a cargo de Luis Joyra, protegido en el edifcio de San Pedro del fuerte temporal que arreciaba afuera, resultó divertido y familiar, más de una hora durante la que el mago logró involucrar a los espectadores hasta la participación. Escampó mientras terminaba la magia y, ya en la corrala, toda se iba preparando para la actuación de Sassandra y Jaleo Animado, que cerraron el primer día de este fin de semana a más de las once de la noche: música tradicional mandinga, malabares y fuego mantuvieron la atención de un público atento y agradecido, en un marco espectacular.
A las once de la mañana del sábado se abría el mercado de artesanía, en la misma corrala, vestida así para la ocasión. Entre las doce y las dos del mediodía El Gran Rufus hizo participar a niños y mayores de la magia del circo: pelotas, mazas, equilibrios, saltos, diábolos y alambre que daban sentido a la gran cantidad de gente que acudió a la cita. A la misma hora, aproximadamente, Taco Tic puso en marcha su taller de manualidades: payasos, flores y otros objetos de fieltro, dibujos y pinturas para incentivar la imaginación y la capacidad creativa de los niños. Además, a partir de las dos de la tarde el grupo Danza y Fusión dio unos pases para un público que retrasaba la hora de comer a propósito, entretenido y, en todo caso, con las necesidades del buen yantar cubiertas por los distintos kioskos del mercado: danza del vientre, plástica y sensual, para los sentidos.
Llegó la tarde. La lluvia, que había perdonado la mañana, se apuntó a la fiesta también: señora lluvia, no fastidie, mujer, que su visita no se agradece... pero nada: hubo que llevar los trastos a San Pedro: TRES DELICIAS, a cargo de Chimichurri. El centro de artes escénicas hasta arriba y entonces malabares, equilibrios y contorsiones sobre las tablas. Es verdad que el marco que ofrece la corrala es incomparable pero la familiaridad y la sensación de comodidad que da el teatro no está nada mal. El público alucinó con la mujer mosca, que contorsionaba sus contorsiones.
Y a las 22 horas tuvo lugar la GALA DE CIRCO y a las 24 o por ahí también. Hubo que utilizar San Pedro una vez más y la gala se dividió en dos pases para que lo viera todo el mundo. Divertidísimos Infoncundibles que presentaron a los artistas que por allí pasaron. Lo de siempre pero como nunca: cuerdas, equilibrios, bolas, mazas (me gustó especialmente el número de un trío que sincronizaba con la música), aro... y los propios presentadores, que foncundían sus números con los del resto de artistas. A la salida no esperaba La familia Iskariote: se había ido con tos y aún la lluvia arreciaba por si acaso. Los de Olmedo Rock no se enfadan por estas cosas.
No se puede decir que hubiera imprevistos el fin de semana, y después del sábado vino el domingo. Pero como me levanté tarde no pude ver los disfraces (si alguien tiene a bien hacer algún comentario al respecto...) pero fue divertido ver a los Taco Tic con su auto circense animando las calles olmedanas, tiñendo de color con sus prendas vivas, gracias a la lluvia, el paisaje. Se celebró la comida entre los inscritos en el pabellón polideportivo: macarrones buen ambiente, una forma estupenda de sentirse parte del asunto, de disfrutar de buena compañía con personas con las que encontrarse año tras año: absolutamente recomendable.
A las cinco de la tarde Fernando Arribas puso sobre la escena de San Pedro el espectáculo ASTROMAGIA, en el que los trucos de cartas y prestidigitación fueron mostrados al público envueltos con un halo científico, astronómico, que resultaba instructivo. También fue bastante aprticipativo y contó con el respaldo de una sala prácticamente llena, ratificando la buena respuesta que, una vez más, ha tenido el público. Y llegó un momento en el que tuvo que ser el final. Correspondió el honor a los Flying Tiritas: en el pabellón polideportivo acróbatas y trapecistas combinaron un rico repertorio de mímicas aderezadas con una buena batería de sonidos, saltos y extraordinarios vuelos que encantaron a los asistentes. Un final de fiesta a la altura de las circunstancias.
A las once de la mañana del sábado se abría el mercado de artesanía, en la misma corrala, vestida así para la ocasión. Entre las doce y las dos del mediodía El Gran Rufus hizo participar a niños y mayores de la magia del circo: pelotas, mazas, equilibrios, saltos, diábolos y alambre que daban sentido a la gran cantidad de gente que acudió a la cita. A la misma hora, aproximadamente, Taco Tic puso en marcha su taller de manualidades: payasos, flores y otros objetos de fieltro, dibujos y pinturas para incentivar la imaginación y la capacidad creativa de los niños. Además, a partir de las dos de la tarde el grupo Danza y Fusión dio unos pases para un público que retrasaba la hora de comer a propósito, entretenido y, en todo caso, con las necesidades del buen yantar cubiertas por los distintos kioskos del mercado: danza del vientre, plástica y sensual, para los sentidos.
Llegó la tarde. La lluvia, que había perdonado la mañana, se apuntó a la fiesta también: señora lluvia, no fastidie, mujer, que su visita no se agradece... pero nada: hubo que llevar los trastos a San Pedro: TRES DELICIAS, a cargo de Chimichurri. El centro de artes escénicas hasta arriba y entonces malabares, equilibrios y contorsiones sobre las tablas. Es verdad que el marco que ofrece la corrala es incomparable pero la familiaridad y la sensación de comodidad que da el teatro no está nada mal. El público alucinó con la mujer mosca, que contorsionaba sus contorsiones.
Y a las 22 horas tuvo lugar la GALA DE CIRCO y a las 24 o por ahí también. Hubo que utilizar San Pedro una vez más y la gala se dividió en dos pases para que lo viera todo el mundo. Divertidísimos Infoncundibles que presentaron a los artistas que por allí pasaron. Lo de siempre pero como nunca: cuerdas, equilibrios, bolas, mazas (me gustó especialmente el número de un trío que sincronizaba con la música), aro... y los propios presentadores, que foncundían sus números con los del resto de artistas. A la salida no esperaba La familia Iskariote: se había ido con tos y aún la lluvia arreciaba por si acaso. Los de Olmedo Rock no se enfadan por estas cosas.
No se puede decir que hubiera imprevistos el fin de semana, y después del sábado vino el domingo. Pero como me levanté tarde no pude ver los disfraces (si alguien tiene a bien hacer algún comentario al respecto...) pero fue divertido ver a los Taco Tic con su auto circense animando las calles olmedanas, tiñendo de color con sus prendas vivas, gracias a la lluvia, el paisaje. Se celebró la comida entre los inscritos en el pabellón polideportivo: macarrones buen ambiente, una forma estupenda de sentirse parte del asunto, de disfrutar de buena compañía con personas con las que encontrarse año tras año: absolutamente recomendable.
A las cinco de la tarde Fernando Arribas puso sobre la escena de San Pedro el espectáculo ASTROMAGIA, en el que los trucos de cartas y prestidigitación fueron mostrados al público envueltos con un halo científico, astronómico, que resultaba instructivo. También fue bastante aprticipativo y contó con el respaldo de una sala prácticamente llena, ratificando la buena respuesta que, una vez más, ha tenido el público. Y llegó un momento en el que tuvo que ser el final. Correspondió el honor a los Flying Tiritas: en el pabellón polideportivo acróbatas y trapecistas combinaron un rico repertorio de mímicas aderezadas con una buena batería de sonidos, saltos y extraordinarios vuelos que encantaron a los asistentes. Un final de fiesta a la altura de las circunstancias.
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