Fotos sacadas de Olmedo Clásico
La vida es sueño es un lucimiento intelectual de Calderón en si misma, y hay que hacerlo muy mal para que no quede bien. Bueno a lo mejor no tanto. Pero lo que vimos anoche no sólo fue un lucimiento de Calderón, sino que, para mi modo de entender y aunque algunas personas no estén de acuerdo en que se introduzcan elementos contemporáneos en obras de teatro clásico, (por el vestuario)(que a mi hasta eso me gustó), fue un espectáculo del que no se salvaba del lucimiento ni el apuntador. Tremendo el fulgor con el que el hipócrifo violento despotricaba desmontando a sus jinetes, tal era su pasión que casi no veo a los actores que todos a uno andaban. Muy al contrario de lo que sucede en otras interpretaciones, la de ayer fue un lujo para los sentidos, porque lo que vi no era a unos actores intentando interpretar, vi todo lo que querían que yo viera, no sólo vi un hipócrifo violento, sino que vi hasta la cadena al cuello de Segismundo. Qué bueno Segismundo, pero qué mejor Clarín y qué mejor Rosaura, si tuviera que elegir. Y qué mejor sonido y qué mejor iluminación. Escenas para no olvidar le llegada de Segismundo al palacio de manos de los soldados del Rey, tal mi memoria recuperaba la imaginería sacra, la salida de Segismundo a ver a su pueblo donde esos focos lo ensalzan,.... El juego de columnas, que así pintadas y que así iluminadas... esos paseos por el palacio, esa coreografía, esas miradas. Que todo me gustó, ¡vaya! que si tuviera más tiempo, más me recreara. ¡Que-bo-ni-to!Fernando Cayo no engañaba.
Sabes, pienso que la genialidad/la excelencia en la adaptación de los clásicos radica en acercar los textos a la sociedad actual (llámese a esto modernizar, contemporanizar...) manteniendo su espíritu, lógicamente esto no es sencillo, de ahí que en ocasiones podamos asistir a soluciones absurdas, sin sentido.
ResponderEliminarDicho esto, el montaje de La Vida es Sueño a cargo de la Compañía Siglo de Oro de la Comunidad de Madrid, fue brillante, una buena dirección, soberbias las interpretaciones de los principales actores, de las que destacaría a Rosaura, Clotaldo, y el Rey Basilio.
A esto se une una excelente coreografía y escenografía que contribuyen a ese acercamiento, pero desde una innovación inteligente.
Sin embargo, creo yo, que no había ninguna necesidad en la introducción de recursos extraños y anacrónicos como los soldados y antidisturbios que distraen de la esencia y no aportan nada nuevo.
Y perdóname, pero encontré a Segismundo pelín sobreactuado, los esfuerzos casi sobrenaturales de zafarse de las cadenas te impedían concentrarte en el maravilloso texto de una obra de oro.
Un saludo.